En el atornillado directo, son los propios elementos de fijación los que crean la rosca al ser atornillados sin arrancar virutas.

Gracias a las nuevas posibilidades de aplicación, el uso de plásticos cobra cada vez mayor importancia. Entre sus ventajas se cuentan la reducción de peso, una mayor resistencia química y un mejor reciclaje de los componentes por la posibilidad de prescindir de insertos metálicos.

Gracias a su montaje económico y a que es posible volver a separar las uniones, el atornillado directo en plásticos ofrece precios de suministro ventajosos frente a otras tecnologías de unión. A diferencia de las aplicaciones tradicionales (que tienen un ángulo de rosca de 60°), las geometrías de rosca b&m presentan valores de ángulo de rosca de 30° o 25° y reducen las tensiones radiales.
Así se consigue, por una parte, un llenado óptimo del fondo de rosca y, por otra parte, el ahorro de material al dimensionar los tubos de atornillado. El uso de paredes delgadas permite, a su vez, diseñar las uniones optimizando su peso y su coste. La mayor cobertura entre los flancos de la rosca y el material aumenta la seguridad del proceso.